Nuestro compañero/a es aquella persona que por el hecho de haber volcado en ella nuestros afectos es quien más nos puede tocar nuestras heridas, activar nuestros miedos, creencias, complejos, inseguridades, hostilidades… También es la persona con quien más convivimos o nos relacionamos así que es quien mayor número de probabilidades tiene de activar en nosotros emociones de placer y de dolor. Todo lo «bello» y todo lo «malo» que vemos en el otro está en nosotros, es lo que llamamos espejo y es lo que rechazamos más, normalmente tiene que ver con lo que rechazaron en casa cuando éramos niños de nosotros, nuestros enfados, nuestros límites, nuestra vulnerabilidad, nuestras necesidades emocionales, nuestros deseos, sexualidad, sentimientos, etc y nos convencimos de que eso estaba mal, era feo y aprendimos mediante la educación a rechazarlo en nosotros (un niño nunca cuestiona la lógica de sus padres) y por tanto, si no nos lo permitimos nosotros también lo rechazamos en los otros.
Así, cada conflicto que sale en la pareja o con alguien nos da la posibilidad de auto conocernos, de analizarnos, cuestionarnos, crecer, evolucionar y reconciliarnos con aspectos nuestros inconscientes. Todos los animales del planeta si no evolucionan desparecen, el ser humano ha venido también a evolucionar y lo hacemos a través del conflicto, así pues, cada crisis, cada experiencia dolorosa, es la oportunidad para trascendernos.
Podríamos diferenciar dos tipos de relaciones, con tendencia hacia lo sano y con tendencia hacia lo tóxico.
En las relaciones con tendencia hacia lo sano, la presencia del amor está presente pero pueden tener ciertas dificultades individuales a la hora de negociar, expresar, gestionar algunas situaciones, emociones, debido a patrones aprendidos en la infancia y que no han podido madurar pero en donde se aprecia y se respira el amor, el respeto y el deseo de compartir el camino juntos. Tienen valores e intereses en común y su vida sexual es satisfactoria y con planes de futuro aunque no es perfecta.
Y hay relaciones llamémoslas de maltrato, tóxicas o de dependencia emocional, en donde solo prima el interés individual. Por lo general uno de los miembros o ambos se siente anulado y la relación se basa en la dominación/sumisión, en la lucha de poderes para ver quién tiene la razón o la culpa, en la competencia para ver quién tiene, puede, sabe o hace más, o en la exclusión/rechazo. No hay presencia de amor y ternura si no de maltrato, carencia, reclamo, necesidad, perversión… Pocos momentos buenos y mucho sufrimiento. El maltrato puede ser activo o pasivo, a través de mentiras, manipulaciones, desprecios, espacios prolongados de ausencias y silencios (la llamada ley del hielo), generar confusión (luz de gas), castigos varios, infidelidades físicas o virtuales, abusos de poder, y un largo etc.
Este último tipo de relación requiere de proceso terapéutico profundo pues hay mucho dolor detrás de estas conductas y que han tenido origen siempre en el pasado infantil, con padres infantilizados, rígidos o ausentes emocionalmente, fríos, castigadores, manipuladores, infieles, maltratadores, abusadores y han normalizado esas conductas llegando a identificarse con uno de los progenitores, convirtiéndose también en la víctima, el verdugo o el salvador en la relación actual.
Haciendo terapia pueden llegar a ver que ese es el comportamiento o modelo de sus padres pero que ellos no son así y que pueden aprender a hacerlo distinto y por tanto a disfrutar de la relación y el vínculo con el otro/a pues esperar a que la siguiente relación sea distinta no es la solución a priori, aunque a veces es la opción necesaria.
Si optan por permanecer juntos y sanar, normalmente empieza por la toma de conciencia a través de desmontar el efecto de la cultura patriarcal en nosotros que es la cultura del amor romántico, generar un entorno de alianza, reestablecer el vínculo. Es esencial poder reconocer las creencias que nos limitan entorno al amor, las interpretaciones, nuestros pensamientos, temores, adicciones o lo que pueda estar interfiriendo en la entrega amoroso erótica, pues según la vivencia de cada cual el amor adquirirá un significado u otro, para algunas personas será de bienestar, sosiego, expansión pero para otras talvez el amor signifique sumisión, agobio, responsabilidad, invasión, pérdida de libertad, juicio, violencia, exigencia, etc… siempre según como lo haya recibido e interpretado en casa… Somos presos de nuestro pasado y la finalidad del conflicto es siempre el de sanar.
Una relación se construye con el tiempo y amar es un verbo que se demuestra con hechos…
Ofrezco tres líneas de posible trabajo personal: individual, en pareja (presencial y online) o grupal.
El espacio individual: es un lugar íntimo, privado, de exclusiva confidencialidad conmigo. Vienen personas que pudiendo estar en pareja vienen solas, bien porque son conscientes de que el conflicto es suyo y no de la pareja, o porque su compañero/a no quiere venir a terapia y est@s optan por trabajar los conflictos solos, pues cuando uno cambia, inevitablemente lo hace también el otro por la ley de atracción.
La terapia de pareja: suelo recibir a las dos personas a la vez, cada persona tiene su espacio para hablar y luego en función de lo expuesto iniciamos el proceso terapéutico con toma de conciencia, análisis, prácticas, herramientas, …
Encuentros grupales: Es un espacio abierto para parejas y también personas que vienen solas. Trabajamos en la toma de conciencia del amor romántico que tanto destroza nuestras relaciones pues está cargado de violencia activa o pasiva y que hemos normalizado socialmente. Trabajamos con la comunicación íntima y asertiva, la mirada, el contacto, poner el foco en que cada persona se haga cargo de su malestar. La finalidad de estos grupos es crear una comunidad de apoyo y acompañamiento.
Los problemas sexuales (anorgasmia, disfunción eréctil parcial o total, eyaculación precoz o retardada, adicciones, perversiones, …) las trato de forma individual por lo general, aunque siempre hay excepciones.
¿Cuáles son los problemas principales por los que acude una pareja al centro?
- Falta de comunicación
- Infidelidad
- Adicciones de uno de los miembros: drogas, alcohol, sexo, servidoras de sexo, pornografía, juego, compras, etc.
- Conflictos derivados de la sexualidad
- Celos, envidia, miedo al abandono,…
- Depresión o enfermedad de alguno de los miembros
- Maltrato
- Otros
Puedes contactar directamente conmigo y solicitar información…