¿Sabías que para ser violenta/o no es preciso ni siquiera pestañear? ¿Qué ni siquiera tienes que sacarte una mano del bolsillo? ¿Y tampoco mover un pie del suelo?
Para ser violento solo necesitas el silencio, la ignorancia, el desprecio, la humillación, la denuncia (en los casos que se usa como ajuste de cuentas o despecho), la manipulación, “la broma” mediante la ironía, lo pongo entre comillas porque una broma nunca tiene que ser ofensiva pero se usa a veces como indirecta, que es esa patadita por debajo de la mesa que parece una broma pero va cargada de segundas intenciones. Para ser violento vasta con ponerte por encima del otro, con querer tener la razón o no dársela al otro anulando su opinión, con competir para ver quién es más que quien o quien tiene más o se queda con más, con excluir al otro dejándolo fuera de la relación porque piensa o es distinto a ti (no tiene nada que ver con poner límites o el contacto cero tras una ruptura). Para ser violento solo necesitas la ausencia, ese estoy pero no estoy, te digo que quiero estar contigo pero que vamos muy rápidos, te digo que quiero estar contigo pero no te demuestro con mis cuidados que estoy en la relación, te digo que estoy pero en el fondo no estoy porque en realidad no quiero estar pero tampoco quiero soltarte, porque hay algo que sí me gusta pero no todo, tal vez sea que no quiero estar solo/a, tal vez sea tu amistad lo que quiero, el sexo contigo o tu dinero, tal vez porque me gusta tu vida porque yo no he construido la mía y la mía me parece poco interesante, tal vez porque me interesan tus contactos o el prestigio que me da que me vean contigo, o el posicionamiento social o simplemente porque la imagen de hombre o mujer seria, formal, padre de familia o no, responsable que tengo frente al mundo, frente a la sociedad, mis hijos, el mundo me da seguridad y porque no me atrevo a vivir como realmente quiero vivir o como soy.
Todos hemos sentido miedo en algún momento o frente a la idea de soltar una relación, y todos/as hemos necesitado de ese tiempo de reflexión, madurez de la idea hasta dar el paso de comunicarnos, que dicho sea de paso, cuanto antes puedas comunicar cómo te sientes al otro/a menos distancia emocional se produce entre ambos y a veces ayuda a encarrilar la lejanía. Pero no me refiero a eso, me refiero a la utilización, cuando uno es consciente de que ya no hay deseo de cuidar de la relación pero sigo alimentándome de lo que no quiero soltar (vampiros emocionales).
Para ser agresivo pasivamente o violento pasivamente solo necesitas ser infiel, faltar a los acuerdos explícitos (los que hemos pactado), a la mentira… E igual que existe la agresividad pasiva también existe el violador pasivo, ¿y cómo es un violador/a pasivo/a? Pues es aquél/a que utiliza todos o algunos de los anteriormente descritos, la seducción, la manipulación, el engaño, el ponerse por encima, etc, para lograr lo que desea sin tener que usar la fuerza física. Tal vez al leerme te reconozcas en este concepto de agresividad pasiva, todos en algún momento de nuestra vida lo hemos sido, normalmente cuando se es joven emocionalmente, ¿por qué? Porque esta sociedad, que me repito siempre, es tóxica por naturaleza, nos ha educado a ser obedientes y a reprimir nuestra agresividad, una agresividad que bien utilizada sirve para conducir nuestra vida, poner límites, tomar decisiones, pero ¿qué hacer cuando nadie nos ha enseñado? Ante todo, asumir que hemos reprimido nuestra agresividad / asertividad y que fruto de la educación recibida nos hemos comportado así, hemos sido agresivos o hemos tolerado la agresividad siendo agresivos con nosotros mismos, pero ahora no podemos victimizarnos y echar las culpas a la educación recibida, ahora podemos aprender a hacerlo distinto, primero reconociendo que hemos reprimido nuestros enfados y que hemos aprendido a sacarlos por debajo de la mesa, luego asumiendo los errores y las consecuencias fruto de esa manera aprendida de gestionar nuestra vida y nuestras emociones y el segundo paso es pedir ayuda y aprender a ser asertivos, a poner límites amorosamente firmes y a decidir en base a nuestras necesidades incluyendo a los otros en nuestras decisiones.
Hasta hace poco solo se hablaba de la violencia física cuando escuchábamos esos casos tan terroríficos en los medios de comunicación, mi deseo es el de traer conciencia de todas las formas de violencia pasiva pues a la violencia física se llega mediante o a través de los distintos tipos de violencia, no entraré a profundizar en esta ocasión pero poco a poco os iré haciendo conscientes: Solo un pequeño adelanto y este tipo de violencia no tiene género: Violencia emocional, violencia verbal, violencia psicológica, violencia económica, violencia patrimonial, violencia vicaria, violencia sexual, violencia física, negligencia, violencia autoinfligida, la interpersonal, la colectiva, …
Todos/as tenemos dentro a una víctima y a un victimario, es decir, a una víctima y a un verdugo, hacer consciente estas partes en nosotros es esencial porque podemos estar agrediendo pasivamente y nos ser conscientes por falta de cultura. ¿Quieres saber si estás siendo agresivo pasivamente? Observa cómo actúa la gente de tu entorno contigo y cuestiónate luego a ti y saca tus conclusiones.
Como ves para ser agresivo pasivamente no hace falta gritar, pero este tipo de agresividad es más desconocida y detrás de ella siempre hay un miedo, un temor, a perder algo de tu identidad o a alguien, a renunciar a algo que nos da cierta tranquilidad y que nos permite seguir en nuestra zona de confort.
Te animo a que verbalices lo que sientes, lo que te pasa, cómo lo vives, por más incómodo que sea la sinceridad no lleva agresividad y trae luz, intimidad y cercanía, y desde allí se pueden construir relaciones únicas, distintas y a vuestra medida.